sábado, 25 de abril de 2020



Pocas veces he tenido tan claro que debía hacer algo y también pocas veces he tenido tantas dudas de cómo hacerlo.
Tenía que renunciar aun puesto de trabajo, volver al que tenía antes y todo ello sin que nadie se enfadase o significara un despido y perder lo que tenía. Fueron unas cuantas conversaciones familiares, noches durmiendo mal, muchas oraciones pidiendo luz a Dios del camino que tenía que elegir.

Cada año por Navidad viajamos a ver a la familia de mi mujer en Málaga. Desde hace varios hemos tomado la costumbre de celebrar la Noche buena en casa de mis padres con mis hermanas y tíos , después Misa del gallo y a dormir. Por la mañana nos levantamos cogemos el coche y dedicamos el día de Navidad en viajar. Son 1000 km más o menos, unas cuantas horas, digamos sobre 10 , entre viaje y paradas. Tiempo suficiente para planificar mi siguiente paso y hacerlo en familia. Allí tomé la decisión: le enviaría un correo al dueño de mi empresa, expresándole de corazón cuál era mi deseo y mis sentimientos, lo demás quedaba en manos de Dios y del dueño. En el coche quedó claro que afrontaríamos las consecuencias todos juntos Hicimos un pequeño borrador del mail que iba a enviar y aguardé  a la redacción  del mismo, a escribir a solas con mis palabras y a mi manera.
La noche en Málaga fue corta, me levanté muy temprano y en aquel silencio, di forma al esbozo ya preparado.

Esperé con verdaderas ganas a que la familia se levantara para leerles mi mail antes de enviarlo. Me dieron su conformidad y mi dedo apretó el "enviar" de la opción de mi ordenador. Ya no había marcha atrás. Era festivo en algunos sitios el 26 de Diciembre, pero en Madrid que era donde iba dirigido ese mail, no lo era. No sé si estaba más nervioso antes o después de enviarlo, pero os prometo que a medida que aquel correo salía por las redes hacía el dueño de mi empresa, saltándome a mi jefe directo (el cuál también estaba en copia), sentía que me había quitado un peso de 500 kg.

De verdad que entiendo a los que os gusta salir de vuestra zona de confort, a mí en ciertas cosas también, pero una cosa es hacer cosas diferentes y salir al exterior y otra tener la sensación de que cruzas un gran río y te han quitado el puente.
Para mí salir de mí zona de confort significa renunciar a cosas mías, a mí pereza , a mí orgullo a mis gustos he ir a escuchar a personas, a vaciarme para que otro se sientan bien o se sientan acompañados. Los que ya me conocéis me interesan las personas por encima de todo.

Bueno retomo el hilo. Esperé todo el día, pero no tuve noticia alguna. Tenía una mezcla de sentimientos y de curiosidad, me estarían preparando el despido?, el jefe estaría de vacaciones? para comerse las uñas.

Al día siguiente recibí una llamada de mi jefe directo, con una voz comprensiva, preguntándome que me había pasado para llegar a ese punto, él no había percibido que yo me sintiera tan mal. Le expliqué todo lo que sabéis, le pedí disculpas por saltármelo e ir directamente al dueño, pero es la persona en la que tengo más confianza a parte del delegado de Cataluña. No me puso ninguna pega, cumplió lo que habíamos acordado, que volvería a mi zona, me pidió tiempo para encontrar mi sustituto y me animó a seguir siendo útil a la empresa de la misma manera. Le di las gracias de todo corazón, acabamos la conversación y sentí una sensación entre el alivio y el reconocimiento a una persona que tenía que salir apresuradamente de ese agobio....

Casi me cuesta la salud!!!!



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