viernes, 1 de mayo de 2020

 PRIMERA PARTE

 Voy a dar un buen salto y me voy a ir has ta el mes de Agosto del 2019.

Quiero escribir esto antes retomar los escritos de entrevistas a otros y dejar de hablar de mí. Para sanar una cosilla que llevo en el corazón, que ya está casi curada, que no olvidada, pero al ponerlo por escrito sello de alguna forma este tema aunque no lo olvide.

Agosto es un mes para mí e imagino que para muchos un mes deseado. Las vacaciones, siempre tan necesarias y en mi caso tan necesitadas después de tantos capítulos de estrés. Planeamos cómo siempre unas vacaciones muy a nuestro estilo: muchos kilómetros de coche e ir parando por los sitios escogido donde más nos gustara o apeteciera. Destino el sur de España, Cádiz, Huelva y un trozo del Algarve portugués. Una pequeña dificultad como cada año, es encontrar hoteles que puedas llevar mascotas. Nuestro perro "blinki" ya con 12 años aguantaba mal el calor del verano y nos planteamos buscarle cuidadores allá en los sitios que íbamos con la intención de que estuviera bien y fresquito durante nuestras visitas a esas ciudades pero a la vez viajara con nosotros. Elegimos cuidadores para no meterlo en una perrera, no nos gustaba, queríamos una persona que le hiciese un cuidado más personalizado.

Durante sus 12 años de vida nos hemos llevado a nuestro perro a todos sitios, con nosotros, era uno más de la familia, las vacaciones y los festivos siempre los pensábamos incluyendo a nuestro Blinki.

Para quién no conozcáis a nuestro perro Blinki era un Golden Retriever amarillo. Cuando Diego era muy pequeño y notamos que le tenía pánico a los perros y sumado a ser hijo único decidimos comprarle un compañero de juegos y una cierta responsabilidad aunque sabíamos que la responsabilidad final era nuestra. El método de decisión de qué  raza escoger fue directa, durante muchas semanas paraba a la gente por la calle que llevaban perro y le preguntaba. Un día en Sant Pere de Ribes, vi un matrimonio mayor con dos Golden y le pregunte. Sus perros me hicieron un recibimiento que ni a los Reyes al llegar a su castillo. Me regalaron lametones y caricias por doquier, los saltos, las muestras de alegría fueron infinitas.. Sus dueños después de disculparse por su comportamiento y saberles muy mal los miles de pelos adheridos a mi ropa, me dijeron que esa raza después de tener varios perros diferentes era la mejor que habían tenido....me enamoré de aquellos perros. Me marche de allí con el corazón conquistado por aquella raza y con babas y pelos para dar y regalar.
Al llegar a casa se lo dije a mi mujer y ella después de investigar por revistas e internet, cómo buena investigadora que es, confirmó lo que pensábamos, ese tipo de perro sería para nuestro hijo Diego

Las "diosidencias" (no creemos en las coincidencias, si en que Dios hace sus cosas bien hechas), hicieron que al día siguiente comentando con mi jefe y compañero me dijo que el conocía un criador de esta raza, el justo había comprado allí su gos d'atura.(perro de pastoreo).
No nos lo penamos y al siguiente fin de semana fuimos a verlo. Precisamente tenía una camada casi recién nacida, pero sólo le quedaban ya dos perritos, una muy bonita que tuvimos en nuestras manos, pero tenía un problema intestinal y luego uno pequeñito, casi blanco, sus hermanos no le dejaban mamar mucho y era el de menos peso de todos, cómo el patito feo, pero nos pareció una monada, nos lo quedamos le dijimos. Lo dejamos allí hasta una fecha cercana ya que viajábamos a Málaga a una boda y nos parecía muy pronto para dejarlo sólo en casa o dejárselo a alguien.
En Octubre del 2007 lo fuimos buscar lo envolvimos en una toalla y lo llevamos a casa.

He de reconocer que los primeros días, incluso meses no fueron fáciles, se hacía pipí y caca por todos lados menos dónde le intentábamos enseñar....por la mañana antes de ir a trabajar, nada más levantarme tocaba fregar el suelo....pero era un cachorro tan bonito, tan cariñoso y tan gracioso qeu rápidamente te alegraba el día....

En estos 12 años han habido miles de anécdotas que no voy a contar para no agotar a nadie, pero si subrayar que era el perro de todos nuestros amigos, que se llevaban todos sus dosis de babas y pelos, pero los teniá ganados por su bondad, jamás tubo ni con niños ni adultos un gruñido o un ladrido, todo lo contrario, su alegría al ver cuando llegaba alguien a casa era desmedida y tal cómo yo recibí aquel agasajo de aquellos dos Golden,  Blinki agasajaba así a todos nuestros invitados.

Doce años con nosotros se convierten en uno más de la familia, todo era alegría, saltos, caricias, lametones, incluso ahora me parece que está a mis pies, como solía hacer siempre.

Somos conscientes de que siendo el pequeño de su camada, creció rápido y muy sano, muy pocas veces nos ha dado problemas médicos, un poco con su cadera que Pilar solucionó y poco más.Mi hijo estaba encantado con él y cumplió esa doble función de que perdiera el miedo a los animales y se responsabilizaba de darle de comer, pero sobretodo se convirtió en su compañero de juegos. En los viajes viajaba junto a Diego en el asiento y famosas son sus fotos poniendo disfraces a Blinki: Gafas, gorras, camisetas etc...se lo pasaban muy bien, por su parte Blinki le obsequiaba con lametones y caricias...


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