viernes, 28 de abril de 2017

LA FAMILIA UN GRAN APOYO

Voy a hablaros de algo que es importantísimo en la vida de cualquier persona, la familia. Ya os he hablado de mi familia más cercana, mi mujer y mi hijo, ésta es la familia que mi mujer y yo escogimos. Y la vamos formando a nuestra manera, con nuestros gustos, manías y demás virtudes y defectos, intentando que sea una gran escuela para los tres, teniendo clarísimo que la familia te marca mucho en la vida, así que mejor que te marque para bien. Ya he escrito que, desde que nos casamos y nació Diego, hemos luchado porque nuestra familia fuese NUESTRA, ni mejor ni peor que otras, pero con la meta clara que en la medida que podamos, lo hilos los movemos nosotros, la música y la letra de la canción son nuestras, no hacemos versiones de otros. Evidentemente, como en la música, te atraen estilos variados, te fijas en otras familias, aceptas consejos, aprendes, pero queremos ser auténticos​ en lo que hacemos.
Somos una familia que quiere tener como sello de identidad la sencillez y la humildad. Como ya he explicado, tenemos de patrona de familia a Sta. Teresa de Lisieux, en ella nos inspiramos muchas veces, leyendo su libro “Historia de un alma”. Para vivir esta vida no se necesitan grandes cosas, pero sí grandes momentos: el restaurante donde comes puede ser importante, pero lo es mucho más con quién compartes tu comida; el paisaje que estás viendo puede ser precioso, pero la compañía de alguien agradable lo enriquece. Yo no cambio por nada un buen rato con amigos, un beso de mi mujer, un abrazo de mi hijo, un ratito de meditación en una iglesia, una siesta el fin de semana que estoy cansado, un día en la playa, un buen libro, un pedazo de queso y una copita de vino blanco, un paseo por el campo, un juego con mi perro Blinki, un día con toda mi familia….Todo esto es baratísimo, es sencillo, pero muy grande a la vez. De eso hablo, de cuidar mucho esos pequeños detalles en nuestra familia y un poco menos la fachada, lo exterior. No visto a la última, no soy “marquista”, no tengo las ultimas novedades en tecnología, ni el mejor coche ni la mejor casa, me gusta en su justa medida el orden y la limpieza, pero no soy un maniático, etc. Pero la familia me la tomo super en serio. Hace mucho tiempo aprendí que las personas deberíamos  tener como un termómetro que marcase las cosas importantes de nuestra vida. Yo tengo el mío, donde marco mis prioridades. En él, mi familia junto con Dios son lo primero, y todo eso influye en mis decisiones. Creo que no se trata de dar a mi mujer y a mi hijo el tiempo que me queda después de haber hecho mis cosas, sino darles una parte importante de mi tiempo a ellos y otra a mis cosas. Eso me ha costado no pocas discusiones con mucha gente: primero has de hacer lo que te gusta, vivir tu vida,...
Yo, que no quiero dar lecciones a nadie pero sí exponer claro lo que pienso, lo hago de otra forma. Tengo muchas cosas con las que me  siento realizado en familia; y también tengo momentos para estar solo, para practicar kárate, para dedicarme a mí, a todo lo que también es necesario para mí. En casa hay un principio que nos recordamos mucho y es que funcionamos como un conjunto, no tres individualidades, como una mano en la que todos los dedos son necesarios y, cuando alguno no hace bien su función, la mano se resiente. Mi trabajo como comercial, no es un trabajo demasiado duro físicamente, pero exige muchas horas de atención al cliente al teléfono, al ordenador, no hay horarios, surgen muchos imprevistos. Pero no dejo que me quite todo el tiempo. Ya sé que a los jefes les gustaría que estuviese todo el día enganchado al trabajo, pero hay que saber decir basta o poder compaginarlo con la atención a la familia. Muchas veces he llevado a mi familia conmigo para repartir productos a algún cliente en horarios o días intempestivos: “Chicos vamos a llevar nata a tal pastelería y de paso que vamos juntos en el coche, merendamos allí”; “Me ha salido una urgencia el sábado por la mañana, un cliente mío se ha quedado sin mozzarella. Nos vamos todos a ese pueblo a llevarla, y de paso vemos juntos el pueblo y comemos allí o paseamos”. Estamos juntos, es cierto que mi trabajo me permite hacerlo, y no es el caso de todo el mundo.
Pilar trabaja esporádicamente fuera de casa, como miembro de tribunales de la UNIR, aunque normalmente trabaja en casa. Ha rechazado algún que otro trabajo porque cuando se hacen números a veces nos sale más  a cuenta trabajar en casa que salir fuera. ¡Te ganarás muy bien la vida, diréis, para poder vivir con un solo sueldo y las ayudas esporádicas de Pilar! Es verdad que si tienes un sueldo mileurista no queda otra que trabajar los dos. Pero sin ganar ningún sueldo del otro mundo hemos sido capaces de sacar adelante una familia. El truco está en establecer PRIORIDADES, así funciona nuestra casa. Ya expliqué en otro capítulo que hemos vivido años con 800 euros al mes una vez pagado el alquiler, y de aquí había que descontar todos los recibos de los gastos de una casa, los gastos de la escuela, los gastos del coche, ropa,... Después, con lo que nos quedaba, a menudo salíamos al campo y a la playa con nuestras bebidas y bocatas o alguna comida rica de Pilar, y pasábamos el día juntos jugando, paseando y disfrutando, que eso es lo importante.
Me centro otra vez, que me voy. Cuando llego a casa la mayoría de las cosas ya están hechas, Pilar trabaja como una leona, lo mismo arregla un grifo, o plancha una camisa, que le explica un problema de matemáticas a Diego. Yo intento también hacer mi parte, me gusta cocinar para ellos, explicarles las cosas del día a día, salir a pasear por los alrededores en el campo. Tenemos ratos para estar cada uno con lo que tiene que hacer o con lo que le gusta hacer.  Y al final del día volvemos a estar juntos para cenar y descansar un ratito antes de dormir. Es nuestro momento, charlamos sobre nuestras cosas, vemos un programa de la tele o una película que nos guste a los tres, lo que sea, pero juntos.
Me puede surgir algún asunto extra, por ejemplo, un seminario de kárate, o una reunión en la parroquia o alguna celebración con algún amigo, etc. Entonces, antes de decidir, miro cómo hemos llevado la semana en la familia, lo consulto y decido. Tengo la suerte que jamás mi mujer me ha puesto una mala cara si tengo que ocupar algo más de tiempo para mí, porque sabe que siempre hay un motivo suficientemente importante o porque ya ha sido una semana bastante plena en familia y nos podemos permitir mi ausencia. Si no se cumplen al menos una de estas dos condiciones, simplemente digo que no, que es algo muy sano. Esto me puede traer​ alguna discusión con unos u otros; pero es que yo soy así, me gustan muchas cosas, pero tengo claro el orden de mis prioridades. Podéis preguntar a mi hijo si es feliz sin grandes cosas materiales que vemos que son imprescindibles para los chicos de su edad: ni tiene móvil propio, ni le damos ni quiere paga, y con el dinero y las cosas que  tiene le pedimos que sea responsable, que cuide de lo que es suyo y de lo que es común a todos.  Eso sí, con 15 años sigue compartiendo con nosotros mucho tiempo, aunque es cierto que cada vez va necesitando más espacio para sus amigos y compañeros y para sus hobbies. Mi casa es un taller donde todos aprendemos el oficio de ser familia. Es la mejor escuela que existe, aunque suspendas, te puedes presentar muchas veces, puedes pasar rachas buenas y malas, estar más aplicado o menos.
Lo que Pilar y yo hemos vivido en nuestras casas, lo reflejamos en la nuestra, potenciando lo que nos gustaba y rectificando lo que no nos gustaba tanto. Quizás es bueno que conozcáis a nuestras respectivas familias para entender un poco lo que digo.
LA FAMILIA DE PILAR:
Escribo de lo que conozco de ella, de la percepción que yo tengo y de mi propia experiencia. Son 8 hermanos. Sus padres son dos grandísimas personas, Emilio y Carmen. Dos cabezas privilegiadas con una voluntad de hierro. Son del año 31 y 36, han trabajado mucho para sacar adelante una familia tan grande. Imaginaos, son sencillos y con muchas ganas de hacer las cosas bien, de tener a Jesús en medio de su hogar. En su casa de Málaga hay paz, se respira cultura, hay muchos libros y, lo que es más importante, se los han leído todos, son buenos cristianos. Me cuentan que vivían todos en un solo piso de 3 habitaciones y un baño. Con el tiempo se compraron otro piso y los unieron. Todos los hermanos han hecho estudios superiores, entre becas y matrículas de honor. Mi suegro trabajaba en un banco, primero viajando por pueblos y después en una sucursal en un puesto intermedio, no era un sueldo demasiado grande, pero daba para todo lo que se necesitaba sin grandes lujos. Con 50 años, cuando Pilar se matriculó en la Universidad, mi suegro también se matriculó y consiguió su licenciatura en Geografía e Historia.  Y mi suegra es una persona súper trabajadora, sencilla, una gran conversadora, me encanta cuando me cuenta cosas. Cuando le preguntaba cómo se saca adelante una familia tan grande, siempre me contesta con esta frase: “no sabes lo que estira el pellejo”. Es una familia muy unida, que han viajado mucho juntos, a todos sitios con la comida de casa, que saben coser y se hacen la ropa. Como hace muchos años decidieron no volver a comprar un televisor, ese tiempo lo empleaban en multitud de cosas, trabajos manuales, música, cocina, costura, lectura, hablar. Todos ayudaban en casa, chicos y chicas, hacían muchas actividades juntos. Cuando crecieron,  cada uno  tomó un camino y ahora cada uno vive en una provincia de España e incluso una de sus hermanas vive en Ecuador, pero vuelven a Málaga en cuanto tienen unos días de vacaciones. Son un encanto, sencillos, valen para todo. Es un placer estar rodeado de esta gran familia. Recuerdo la primera toma de contacto que tuve con ellos. Yo era novio de Pilar, ella viajó de París a Valencia para la comunión de una sobrina suya y me propuso que yo bajase a Valencia para conocer a su hermano mayor, Emilio. Y así lo hice. Cogí el coche e hice el viaje, con la cosa de no saber qué me encontraría. Su hermano era comandante del Ejército del Aire, piloto que se había pasado a la aviación civil, ¿sería muy serio o muy recto? me iba preguntando yo. Cuando llegué allí, fui recibido por los 5 sobrinos, a cual más encantador, y por los que ahora son mis cuñados. Me trataron con exquisitez, me sentí como en mi casa. De la comida que fue una pasada (todo muy rico y muy práctico al estilo de mi cuñada Mariví), lo que me llamó la atención fue la conversación, que era de un nivel cultural increíble: mis sobrinos hablaban con su padre sobre los homínidos. Yo no me atreví a entrar en la conversación, por si metía la pata, pero estuve atento a lo que hablaban. Me sentía muy a gusto en medio de aquella familia en la que todos eran como Google con patas, pero con muchisima sencillez. Me hacen sentir como en casa, en un concurso de hospitalidad y de cariño seguro que les daban el máximo premio. Y mis sobrinos son personas a las que vale la pena conocer, cada uno distinto, pero todos con un denominador común, un corazón y una cabeza privilegiadas. Me siento orgulloso de ser su tío. Quizás hablo mucho de ellos, pero es que son ellos con los que más contacto he tenido al vivir más cerca.
Pilar también tiene un hermano que antes vivía en Cataluña, Rafa  y mi cuñada Cristina y mis dos sobrinos, luego vinieron otros dos más. Ellos son también un encanto. Rafa es pediatra, una persona culta, pero que no presume de nada, siempre está dispuesto a  escuchar. Tiene un humor limpio y ácido, que ha hecho que pasemos muy buenos momentos. Él es el padrino de Diego. Nos ayudó muchísimo cuando Diego era pequeño, no sabéis lo bien que va tener un pediatra con sentido común cerca. Ellos siempre son unos magníficos anfitriones. Son famosos los nísperos en almíbar de mi cuñada Cristina, y sus hijos son un encanto. Al poco de nacer Diego se marcharon a vivir fuera de Cataluña y  eso hace que ahora nos veamos menos.
Javier, es otro hermano de Pilar, para mí es la bondad hecha hombre. Tengo con él una complicidad increíble, es una persona siempre alegre, llena de vida, con una palabra buena y optimista para todo y para todos, de esas personas que se hace querer sí o sí. Él es profesor de educación infantil y gran conocedor de flora y fauna de donde viva, mi cuñada Chelo es su mejor complemento, y mis sobrinos, forman una familia que es una pasada. Siempre tienen alguna aventura que contar con diversos animales, culebras, tortugas, lagartijas y una gorriona que se encontraron, que ya es como de la familia, y se llama Susi...Son un panzón de reir.
Mª Carmen es otra hermana de Pilar, doctora en derecho, muy culta y que ha renunciado a todo por entregar su vida al servicio de Jesús, eso lo dice todo de su generosidad. Mª Victoria, otra hermana, la más joven, es química, profesora de secundaria, con ella hemos tenido unos cuantos ratitos de música, siempre que la veo le pregunto si se sabe alguna canción nueva, canta muy bien. Ella y mi cuñado Víctor también forman una maravillosa familia con mis sobrinitas y sobrinito bien pequeños.  Nos vemos poco, pero cuando coincidimos es como si no pasase el tiempo. A su hermana Inma, que vive en Ecuador, es a la que menos conozco, la he visto dos veces, en apariencia se parece mucho a Pilar y por lo que sé de ella sigue en la línea de los demás hermanos. Y me he dejado para la última a su hermana Asun, también profesora de secundaria, y la he dejado la última precisamente para seguir lo que dice Jesús, los últimos serán los primeros. Quizás nadie le reconozca nunca todo el bien que hace, ella tampoco lo querría. Cuida de mis suegros de una manera indescriptible, vive con ellos y además de su trabajo en su instituto, les dedica todo su tiempo. la tita “Sun”, como le llamaba Diego de pequeño, es de esas poquísimas personas que jamás hacen ruido, siempre un paso atrás si es para llamar la atención, pero no para ayudar, no dice nunca una palabra más alta que otra, es capaz de estar ayudándote a lo que sea y también de desaparecer sin hacer ni un ruido ni un aspaviento. Un corazón con patas. Sencilla como ella sola.
Son un gran apoyo y un gran espejo donde mirarme, sabios, pero humildes, unidos aunque alejados en la distancia. UNA GRAN FAMILIA.
MI OTRA FAMILIA:
La que no escogí, en ella nací. De mi padre y mi madre ya os he hablado largamente en otros capítulos. Somos 5, tengo dos hermanas, una por poco mayor que yo, y otra más pequeña y con distancia. Mª Ángeles es la mayor, soltera convencida, o eso creo yo, independiente, una persona dispuesta siempre a ayudar, cuánta gente no habrán pasado por la farmacia donde trabaja para pedirle ayuda y ella siempre dispuesta, aunque luego vaya agobiada por falta de tiempo. Es una persona muy profunda y poco conocida, si poco conocida, ella ayuda, tiene mucha intuición, pero no sé si los demás también están por ella, aunque creo que tiene muy buenos amigos, como no podría ser de otra manera. Los servicios secretos españoles se perdieron una gran espía, porque no hay manera de sacarle un comentario de nadie, menos aún si es negativo. Hablo de secreto profesional.
Hay situaciones en que amigos comunes me dicen: he pasado una rachita mala de enfermedades y ¿no te ha dicho nada tu hermana? PUES NO. También podría haber montado una empresa de limpieza, debajo de esa aparente fragilidad se esconde un nervio limpiando que te deja con la boca abierta. Os iba a hablar de sus dotes de cocinera, pero eso lo dejo para otro capítulo,...¡je, je!
Mi hermana pequeña es Montse. Un trozo de pan, podría haber sido embajadora, porque siempre está dispuesta a negociar y a hablar, no le gustan las peleas. Es muy sensible a todo, también es muy luchadora. La vida no le ha sido fácil,  yo siempre he creído que como a mí, mucha gente no la ha comprendido bien. Esa manía de uniformar a las personas hace que a algunas se vean condenadas a ser una persona que no son. Mi hermana es pura sencillez, pero a la vez buscadora de metas mejores, sincera sin herir y defensora de los suyos con mucha mano izquierda.
Ya veis, tres patas donde sostenerme, la familia donde nací, la familia que formé y la familia que me adoptó. En todas ellas un denominador común: unidad. Un ideal: Dios. Un estilo de hacer: Humildad y sencillez. Una misión: educar en el amor.
Ahora quizás se entienda un poco mejor lo que os explico. los méritos nunca son de uno sólo.
La familia es ese gran invento, que todo el mundo se empeña en destruir.
Las personas no se quieren casar, para mí esto es un gran mal. No quieren comprometerse con otra persona: “Yo no necesito firmar unos papeles para estar comprometido con esa persona”. Ah, ¿no? Pues si no tienes ninguna duda de tu compromiso, ¿por qué no firmas? ¿No firmas tu compromiso con el banco cuando firmas la hipoteca de tu casa, y te comprometes a pagar durante 30 años, obligándote a trabajar, a ahorrar, a ser serio en tus pagos para conseguir tener unos ladrillos de tu propiedad? Entonces, cuando se trata de firmar un papel donde te comprometes con la otra persona a ser fiel, a cuidarla en  la salud y en la enfermedad, ¿por qué no quieres firmar un papel? ¡¡¡FALTA DE COMPROMISO!!! Ese compromiso es el que pido a mi hijo con sus estudios. Es también el que muchos clientes míos me cuentan que no encuentran cuando buscan personas para trabajar que lleguen puntuales, que sean serias, que tengan una buena actitud. No me extraña. El colegio, las escuelas enseñan contenidos, pero la educación de las virtudes y el compromiso con las personas se aprenden en la familia. Pero muchos chicos lo que ven en casa es falta de compromiso que entre los padres, que cada uno va a lo suyo y que no luchan por estar unidos, que ante cualquier problema se recurre a la separación y se rehacen relaciones con otras personas. Hace un tiempo leía que estamos en la sociedad del usar y tirar. No reparamos cosas, reutilizamos poco. En vez de perdonarnos, de volver a empezar, de tener paciencia ante los defectos del otro, preferimos cambiar. Con la libertad que tenemos actualmente, yo me encuentro cada vez más gente infeliz. Tres parejas, hijos de unos y de otros, pasar de ser heterosexual a homosexual, drogas blandas y duras, curanderos, falsos profetas, falsas terapias que aprovechan la desesperanza humana. Y todo ¡por no tener claras las prioridades! No digo que las mías sean las mejores, pero a mí me han servido y a otras muchas personas que conozco también. No soy quién para decir el orden de prioridades, pero tengo claro que la familia es algo que debemos cuidar. Tres palabras que dice el papa Francisco para practicar en casa: POR FAVOR, GRACIAS Y PERDÓN.

Yo rezo por vuestras familias y por las mías……...

3 comentarios:

  1. Grandes palabras y a la vez tan importantes la familia es el pilar mas importante que tenemos,que importante es saber compartir los momentos con los nuestros...con calidad, no por que si,por que toca,cuando conversas con personas mayores y mas savias critican esa falta de apego,ese tirarlo todo por la borda..pero en los momentos dificiles es cuando han de salir los valores,las enseñanzas,el bagaje acumulado y darlo todo para salir de las tempestades. Has transmitido a tu hijo unos valores que jamas olvidara...eso es el mejor regalo que puedes hacer...seas creyente o no,seas ateo o no...da lo mismo los unicos valores que te diferencian y q ue vosotros tu y Pilar habeis sabido transmitir son los del amor a los demas,los dela ayuda desinteresada los del respeto ,los de ser buenas personas....eso solo se sabe hacer cuando uno se acepta a si mismo,cuando vive con lo que tiene,cuando le importa mas el otro que uno mismo,,,,eso se llama...ser una buena persona..por desgracia...no abunda...pero hay ..como dicen l a s meigas....
    Amigos...hay pocos...q ue facil es decir esa palabra...pero en tus paseos en tus conversaciones piensa de verdad en cuantos hay de corazon....gracias por ser uno de ellos....aunque...mu c has veces....no estan si e m p re....sus palabras perduran igual que sus acciones....y ...tu ...años después...me marcaste una forma de hacer ..gracias CARLOS

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  2. No te conozco mucho, Carlos. Sólo nos hemos cruzado unas pocas veces. Pero por las palabras que dedicas a Miguel Ángel, y por la manera en que él habla de tí, estoy convencida de que os tenéis un aprecio mutuo que es para siempre. Y eso es porque los dos sois personas sin dobleces, sinceras, que dais todo. Estoy convencida de que los dos tuvisteis mucha suerte de trabajar juntos aquel tiempo, Miguel Angel también. El aprecio que te tiene se manifiesta cada vez que te ve o habla contigo, eso es señal de que tú también le aportas mucho. No se sabe nunca porqué influimos positivamente en las personas, tampoco podemos controlarlo. Pero es maravilloso ver cómo las personas se hacen buenos regalos entre sí por el hecho de ser como son. Sigue siendo como eres, Carlos. Seguro que haces buenos regalos a muchas personas con las que te tropiezas a lo largo del día. Un saludo de Pilar.

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  3. Carlos, mi mujer tiene toda la razón. Yo intento rodearme de personas honestas y tú eres una de las personas más honestas que me encontrado en mi vida. Que difícil es ser jefe. Y tu demuestras que estás al lado de las buenas personas jugándote incluso tu puesto muchas veces. Y si es verdad nuestros caminos se juntan pocas veces, pero las que se juntan las disfrutamos. Gracias por estar en mi vida. Un abrazo

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