domingo, 5 de marzo de 2017

CAP-1 MI PUEBLO


Voy a hacer, un viaje. Un viaje al interior de mis recuerdos. Para saber quién soy de verdad quiero remontarme a mi infancia. Enseguida me han venido recuerdos que quiero compartir con vosotros. por lo que a mí me han enseñado las personas y los hechos que relato.
Si le tuviera que poner un título sería..." Mis días en el pueblo".
Desde que era muy pequeño, solía pasar todos los veranos en Alamillo (Ciudad real), dónde nacieron mis padres y de donde yo me siento. Es un pueblo pequeño de no más de 700 vecinos, en el Valle de Alcudia. Aquí vivían unos tíos de mi madre Antonia Y Bernardino. Tenían una casa grande, con mucho corral, con huerto y con animales: gallinas,cerdos, vacas y un burro que se llamaba pajarito.
Esta casa, estas dos personas y todo lo que les rodeaba han marcado mi vida de una manera brutal.
Desde que acababa el cole, hasta que volvía a empezar aquí pasaba yo mi tiempo de verano. Es curioso estoy escribiendo y siento el olor a pasto seco, a encina..estoy viendo ese cielo tan azul....me parecía maravilloso.....
Antonia y Bernardino eran para mí, más que unos tíos abuelos, eran como unos abuelos muy muy cercanos. para mí un ejemplo de vida, de la que hoy todavía saco muchas enseñanzas. Quiero contaros como eran para que cada uno de vosotros piense.....
Llevaban casados toda la vida mi tía Antonia era bajita, se movía de un lado a otro porque tenía mucha artrosis en los "remos" palabra que utilizaba habitualmente para llamar a las piernas. Trabajadora incansable, buena vecina, sencilla, todo se le hacía poco para mí. Yo era su Miguelito.
No tenían mucho dinero pero cada Lunes iba al mercadillo para comprar cosas que me gustaban para cuando llegase. recuerdo en especial los calamares en salsa americana, jajaja. Y la matanza preparada: chorizos, lomo en orza, torreznos, jamones y demás productos de la dieta mediterránea, aunque la mancha no sé yo si se puede considerar mediterránea. El Nesquik,las galletas...total, una batería para que no pasara hambre en todo el verano. Me trataba a cuerpo de rey, me preparaba una cama cerca de la de ellos, junto a una ventana que daba a la cuadra donde estaban las mulas,...Era una pasada. Por las tardes, me calentaba el agua, y en medio del corral me lavaba con una palangana: "Miguelito, para salir hay que ir limpio y arreglado" me decía. Me llevaba los sábados por la tarde a Misa, era muy devota.
Me daba estampitas y me aconsejaba que rezase por todas las personas. También era la que llevaba las cuentas en su casa, mi tío Bernardino era analfabeto y ella se encargaba de apuntar lo que vendían de leche, de tomates, de huevos, y así llevaba un poco de contabilidad casera. No tenían hijos, no pudieron tenerlos. Recuerdo que siempre vestía igual, con un vestido marrón y un cíngulo en la cintura, como si fuese un hábito. Un día, cuando yo era un poco más mayor, le pregunté el porque de esa vestimenta y aquí me dio una de las primeras grandes lecciones de mi vida. Me contó que cuando se llevaron a mi tío Bernardino a la guerra civil, ella lo pasó muy mal. Él nunca había salido del campo y del pueblo, nunca se habían separado de esa forma. Acabada la guerra, mi tío no aparecía,...¿estaría muerto, perdido? y ella, con su sencillez característica, le hizo una promesa  a S. Antonio de Padua, patrón de mi pueblo: si aparecía mi tío, ella llevaría el resto de su vida el hábito franciscano...y así lo hizo. Esperó, sufrió, rezó....era el amor de su vida.Y Dios quiso que apareciera....Juntos por encima de toda dificultad, se querían por encima de todo...qué gran lección...
Mi tío Bernadino, era un hombre de campo, rudo, trabajador, todo le estaba bien...era analfabeto en cuanto a escribir, leer, etc. Pero un pozo de sabiduría en el tiempo, recuerdo que sabía perfectamente el tiempo que iba ha hacer sólo con mirar el cielo y desde dónde venía el viento. Sabía de labores del campo, de cómo tratar a sus animales, de cómo llevar su huerto, de coger aceitunas, de matanza, etc. Era el intendente de la casa. Aún huelo su sudor, su cariño para conmigo. Cuando pienso en Dios, enseguida me viene un recuerdo suyo, por cómo me cuidaba, así seguro que nos cuida Dios. Nos montábamos los dos en el burro "Pajarito" y nos íbamos a recoger almendras, o aceitunas, uvas etc. Todo el camino me iba contando anécdotas y vivencias suyas, y todas con un mismo hilo conductor.... tener esperanza... para que Dios trajera lluvia, para que hubiese buena cosecha, para tener salud. Qué días enteros escuchando  y aprendiendo de un verdadero maestro.
A últimos de Junio y primeros de Julio lo pasábamos en las eras, con el trillo, rompiendo las espigas para luego alventarlas (lanzarlas al viento con una pala), para separar el grano de la paja ( allí me daba cuenta de las palabras de Jesús que separaría el grano de la paja),...con la merendilla que nos había preparado mi tía Antonia y el porrón de agua fría a la sombra. Trabajos muy duros. Yo era pequeño, pero trabajaba en mi medida, como un campeón, quería imitar a mi tío: ORA ET LABORA, reza y trabaja... Cuando no había trabajo en las eras, yo salía por las mañana a llevar las vacas a comer en una cerca, un recinto cercado con pasto,  y las iba a recoger por la tarde todos los días, los animales no entienden de fines de semana. Tenía una vaca preferida que se llamaba Paloma, era lista como el hambre, por las tardes desde lejos empezaba a mugir cuando sabía que iba a buscarlas...anda que no he tenido yo charlas con ella...ahora entendéis porque hablo tanto?? qué cariño le tenía, le daba de comer, le llevaba a beber agua...me sentía tan feliz...no tenía grandes cosas, muchas de las que tenemos ahora; pero era inmensamente feliz..sencillez, vivir al día, con lo que da la tierra, los animales ( qué huevos más buenos y la leche, entonces no había alérgicos a la lactosa, jajaja) y por la noche, una cenita en compañía de mis tíos y a jugar un rato con mis amigos del pueblo a la plaza de la iglesia y después a dormir a pierna suelta,...estaba mueeeeertoooo. Quiero describiros como era un despertar...Olor a café de puchero, a pan recién comprado, a rocio de las plantas que tenía mi tía en el "primer corral", gallos cantando, olor a limpio, a sencillez , a familia, a tranquilidad..... Ésta es mi reflexión: no necesito la mitad de las cosas que tengo. Me agarro a ellas, pero mi felicidad está en todo lo que he descrito, en amar a las personas que tengo a mi lado, disfrutar de ellas como son, sin anhelar en cambiarlas o en que sean como yo quiero. Simplemente, qué difícil palabra, como son. Mirar de vez en cuando al cielo, oler, disfrutar, sonreír, abrazar...en una palabra: VIVIR....También saber sufrir, llevar una enfermadad, una ausencia,  a no rendirme, a esperar tiempos mejores en paz,...a estar grandes ratos en silencio conmigo mismo, a amar a los animales, a mimetizarnos en la creación de Dios. Sin ser yo más importante que aquel lirio o aquel ternero, o aquella roca. CUÁNTO ME ENSEÑARON MIS TÍOS ANTONIA Y BERNARDINO. Sé que algún día volveremos a encontrarnos y tengo la certeza que desde el cielo me seguís cuidando tanto o más como lo hacíais aquí. UN BESAZO QUE DIOS OS PREMIE TANTO BIEN........
5/3/17

6 comentarios:

  1. Qué bonito Miguel!! Lo has expresado con tanto detalle que me han venido mis propios recuerdos de mis vacaciones en Coín, Málaga, de pequeñita. Felicidades por el blog. Espero los siguientes capitulos!!

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  2. Hermoso lo que has escrito querido Miguel Ángel. Me he transportado a mis períodos de verano en la casa de mis abuelos en la noble y recia Castilla. los recuerdos, paisajes y olores muy parecidos. Un abrazo.

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  3. Este año quiero pasar algún día en Zamora.Quiero sentir eso también en la tierra de tus padres. Ya te contaré. Un abrazo



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  4. Sencillamente, nos ha encantado, ánimo y a seguir escribiendo. Un abrazo.

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  5. Sencillamente, nos ha encantado, ánimo y a seguir escribiendo. Un abrazo.

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  6. Emocionante descripcion de una vida rural que por desgracia vamos perdiendo.
    Me retrotrae a mis recuerdos de infancia en Puig-Reich un pueblecito de Barcelona, en donde fui inmensamente feliz.
    Gracias por compartirlo.
    Un gran abrazo de oso

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