sábado, 8 de agosto de 2020

 

DE VILLEFRANCHE A VILLEFRANCHE

Tengo 49 años, nací en Châtenay-Malabry, una comuna francesa de la region de Île-de-France, al sur de París. Tengo una hermana de 54 años, enfermera de profesión. Mis padres viven en Villefranche-sur-Mer, un precioso pueblo en la Côte d'Azur.

Mi padre es investigador científico y, debido a su profesión, al poco de nacer yo marchamos a vivir a EEUU, en New Jersey. Estuvimos ahí unos 2 años y después volvimos a Villefranche. Los primeros recuerdos que tengo son de nuestra estancia en EEUU, y luego de la vuelta a Villefranche.

Tengo cultura mediterránea, mi madre pertenece a los llamados “pieds-noir” personas de ascendiente francés nacidas en Argelia que tuvieron que regresar a Francia tras la independencia del país en los años 60. Son personas que dan mucho valor a la familia, a los valores, la cultura, las raíces……

También he de apuntar que, antes de nacer yo, mi familia vivió un tiempo en México, pero una enfermedad grave de mi hermana mayor hizo que tuvieran que regresar a Francia para que se curase.

Mi mejor recuerdo de la infancia es el paseo de Vilefranche, cuando iba con mis amigos al lado del mar. Había muchas rocas y, entre ellas, huecos con agua donde aprovechábamos para bañarnos incluso cuando las olas rompían fuertemente.

Viví en Vilafranche hasta que marché a vivir a Niza durante mi etapa universitaria. Más tarde volé a París para hacer mi trabajo de tesis doctoral.

Mi peor recuerdo es mi etapa como estudiante de violón. Lo hacía por dar gusto a mi abuela materna, a la que sé que le gustaba mucho. Mi profesora era extremadamente exigente. Mis padres, debido a mis dotes, me apuntaron en el conservatorio y esto me quitaba mucho tiempo libre, sobre todo los miércoles que es nuestro día de descanso de la escuela en Francia. Recuerdo que para mi cumpleaños me regalaron unos patines y no podía utilizarlos debido al tiempo que dedicaba al conservatorio y al instrumento en casa. Al final acabé odiando el violón, porque me impedía relacionarme con normalidad con mis amigas, me sentía prisionera y no podía decir la verdad por no disgustar a la familia…

Me defino como una mujer apasionada, generosa, entusiasta, alegre, con mucha alegría de vivir, sensible, se puede decir que muy sensible; también testaruda y con mucho carácter

Cuando pienso en mi familia me vienen recuerdos de conversaciones sobre Marruecos, de Argelia y de Egipto, entre mi madre y mi abuela. Y aunque yo nunca estuve allí , una buena conversación igual que una lectura te puede trasportar a donde quieras... tengo la impresión de conocer esos sitios sin haber estado.


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